ANÁLISIS POST-ELECTORAL
Vos ponele el titulo que quieras pero tal vez sean multicausales los resultados que se vieron ayer; tal vez el fenómeno Milei como tal asusta a un sector amplio de la sociedad; o tal vez el problema sea el discurso y la imagen que dió La Libertad Avanza desde las PASO hasta acá.

Tal vez la reivindicación a la dictadura más sangrienta que vivió nuestro país durante el debate o poner en jaque cuántos fueron los desaparecidos; o tal vez comentarios tan incongruentes sobre la venta de órganos o tal vez el punto 17 de la plataforma electoral que habla sobre "la libre tenencia de armas de fuego"; o tal vez algunos dichos del propio Milei pero también de funcionarias y funcionarios del espacio que dejan mucho que desear: desde reemplazar la educación sexual integral por pornografía, dicho por el propio Marra hasta declaraciones del Javier Gerardo donde dice que: "el Estado es el pedófilo en el jardín de infantes con los niños encadenados y bañados en vaselina".
O tal vez eso de apelar a poder renunciar libremente a la paternidad, como dijo Lemoine o lo expresado por Benegas Lynch sobre "romper relaciones con el Vaticano"; o eso de desfinanciar el CONICET, nuestro organismo de promoción de la ciencia y la tecnología; desde el reconocimiento soberano a los habitantes ingleses que viven en las Islas Malvinas hasta confesar que es de su agrado el modelo aplicado por Margaret Tactcher, nuestra propia verduga. Desde la mercantilización y privatización del mar hasta la contaminación de los ríos libremente por parte de las empresas; desde los "excesos cometidos" -dicho por el mismísimo Massera- por el mal llamado proceso de reorganización nacional hasta la aparición del número telefónico en el cuaderno de Etchecolatz -genocida, acusado por la desaparición de Jorge Julio López en 2006- de tu candidata a vicepresidenta; declaraciones que llegan a extremos como la venta de niños "como parte de una discusión filosófica que podría darse".
Desde el arancelamiento de las escuelas y universidades de todo el país bajo un sistema de vouchers hasta poner en duda el sistema de salud público y gratuito; desde la dolarización y las corridas cambiarias fogoneadas en las últimas semanas hasta la privatización de los ferrocarriles argentinos; o tal vez la venta de YPF, Vaca Muerta y nuestra aerolínea de banderas, nunca mejor dicho -parafraseando a Bregman- "es un gatito mimoso del poder económico". O tal vez eso de romper relaciones bilaterales y estratégicas con países que no son cercanas a su ideología (ni Trump, ni Bolsonaro se animaron a tanto). Eso de querer dinamitar todo y pasar la motosierra tiene consenso sobre un techo.
Sin embargo, es necesario hacer mea culpa y ser empáticos con la crisis económica y los 130% de inflación interanual que afecta al bolsillo de las y los trabajadores, y debe ser el primer punto a encarar por parte de quien sea el próximo presidente a partir del 10 de diciembre. Esto no debe ser un festejo; debe ser el hilo conductor para reclamar y luchar -más que nunca- por la recomposición salarial, la informalidad, el acceso a la tierra y a derechos básicos que, en algún momento, fue el eje del peronismo: la movilidad social ascendente.
Por último, la respuesta no puede ser ir hacia la extrema derecha, hacia la radicalización de la violencia; al odio como discurso legitimado le decimos: NUNCA MÁS. La respuesta no debe ser Estado sí o Estado no; debe ser con un Estado presente, fuerte y eficiente; debe ser con funcionarios que funcionen; debe ser con unidad Nacional. Celebramos 40 años de democracia, que aún con todas sus matices, sigue siendo el sistema por excelencia de convivencia. Y recuerden, no somos un país inviable, de pelotudos e ignorantes, como dicen nuestros detractores; somos una Nación joven con mucho por aprender.